Hay horas felices
Quell’alba non torna?
Non è più ritornata, dal nulla, quell’alba?
{Cesare Pavese, Sogno}
Hay horas felices, momentos, tarde o mañana,
horas propicias radiantes únicas… por mi ventana
(cerrada), silenciosa y ágil, imprevisible, un hada…
sobre el dorso de la mano un leve soplo, invisible,
levísimo, no, no es un ángel, no lo es, de verdad
aún crees en los ángeles, yo no, es ella el hada
que allí posa, más dulce y tierna que una caricia,
y a la mano que escribe trae inefables imágenes,
no a mis oídos cansados, distraídos, vagos, ay…
con prisa y asombro transcribe la mano sílabas
misteriosas, sin más sentido que eludir las garras
las malditas garras del tiempo, viene y lo dice
en tono de oráculo… tú, escribe y conjura
el que además no existe, el tiempo mon âme
se lo inventó un loco para paliar su locura,
oh, sí que existe, las voces se cruzan varias
en las tinieblas y ya no sé quien habla, es
el alma furtiva del espejo, dice, y si a él
te acercas en la penumbra, plasmada allí
la verás en los surcos de tu cara, terrible
risible el alma seca del tiempo
que para enredar a los mortales
a veces se viste de fuego y a tu pobre
corazón asustado habla de sangre y oxígeno
o a veces se cubre feroz como de escarcha
en la maleza, su real naturaleza fugaz…
es la marcha fúnebre que no escuchas
el espejo vacío de la nada
que al otro lado te espera… bienaventurado
el que la dulce sonrisa del ángel lo redime
el suave soplo del hada en las únicas horas
felices de la tarde o la mañana, silenciosa,
imprevisible, por la ventana de tu alma…
© jrBustamante, 2017, Día Mundial de la Poesía
(“Modulaciones en sol menor”)