Claustro
Y mi obsesión se llama lo perdido
(José Emilio Pacheco, “Contraelegía”)
Encerrado en mis cuatro paredes
que encierran toda mi poesía
o al menos parte de lo que podría ser
la mirada poética de algunas tardes
o soleadas mañanas de primavera
Encerrado en este pueblo marino
con tantos sueños y unas ilusiones
que seguirán vivas mientras duren
las sucesiones de los días y las noches
Encerrado en un país extranjero
que tanto se parece al mío (¡tanto!)
que por instantes creo ver aquí y allí
las luminosas sombras de mis muertos
Encerrado debajo de un cielo gris
justo hoy que empieza la primavera
Encerrado en una cueva prehistórica
como los bisontes de Altamira
en la oscura noche de los siglos
Encerrado en mis viejos recuerdos
que encierran un muy largo pasado
tan largo que ya ni sé si es el mío
Encerrado en el marco de un valle
que ya no existe como entonces
(vino el tiempo con sus temporales
de verano y borró para siempre
mis huellas de niño andariego)
Encerrado en la memoria de la piedra
que guarda dentro de su noche eterna
los secretos de mi absurdo peregrinaje
que va de pueblo en pueblo por mares
nunca dantes navegados (por mí, claro)
Encerrado en el universo de una gota
que es la lluvia y el río de mi infancia
para siempre diluída como las aguas
de ese río que hoy no es más
que un simulacro del río de antaño
Encerrado en el vientre de mi madre
que se ha ido lejos lejos sin despedirse
(golondrina asustada mis alas de seda
me llevan a un sitio sin dolores ni penas)
Encerrado en la triste mirada verdemar
de mi padre hace una eternidad que no
lo veo porque también él ya es eterno
Encerrado en una hoja de papel
como verso perdido que busca
su ritmo su estrofa la mano y el lápiz
de quien se atreva a transformarlo
en melodía en canción en poesía
o como ese vírus invisible que llega
y te ahoga y te come el corazón y el alma
y llena de terror media humanidad y se va
anidando en un mundo sin confines y
para tantos sin esperanza ninguna
Encerrado en mi onírica existencia
donde aún se anida un hilo de esperanza
me pregunto que habrá sido del mirlo
que todas las tardes venía a bañarse
en mi jardín y a buscar comida
para sus mirlitos que hoy también
ya no serán más que polvo y sombra
y olvido eterno
© Copyright, text & music, jrBustamante, 2020
“Modulaciones en sol menor”
¿Machista, yo?
A todas las mujeres del mundo
Si me dicen tú eres un machista yo paro y pienso
por qué me dicen machista si no me siento machista
pues creo que la mujer tiene los mismos derechos
que los hombres que cada y cualquier mujer tiene
los mismísimos derechos que cualquier hombre
da igual si es blanco o negro si es católico o judío
si es ateo o musulmán y si se siente muy macho
o si se siente un hombre completamente normal
con todas sus ocultas e inconfesables debilidades
y muchas veces con ganas de llorar pero que no llora
porque ha aprendido que un hombre que es hombre
no llora no debe llorar no sería cosa de hombre
queriendo decir cosa de macho por eso digo que yo
no me siento macho o mejor machista porque pienso
que todas las mujeres tienen los mismos derechos
que los hombres que todos los hombres del planeta
en todos los sentidos y en todos los ámbitos de la vida
que si en momentos de crisis emocional después quizás
de
una pesadilla o de una frase desafortunada pensaba
que si mi
mujer tuviese de repente una fuerte crisis o
simplemente se
sintiese infeliz o aburrida y se fuese
con otro o sea me dejase
para irse con otro por ahí yo
en vez de amenazarla con una
navaja o una pistola o
con suicidarme o cualquier otra estupidez
de macho
la dejo en paz con su nueva felicidad y salgo en
busca
de una solución de supervivencia emocional aunque
me
cueste la vida que ella me haya dejado para irse
con otro pero
que jamás la amenazaría o le haría
el menor daño por más
que me doliese el hecho
de que me hubiese dejado por otro hombre
aunque
ese hombre fuese quizá más guapo y más fuerte y
más
preparado que yo o fuese un simple hijo de puta
un aprovechado
un sinvergüenza un cabrón pero que
si mi mujer se fue con él
es porque de repente lo vio
y lo ha querido y ha visto en él
algo que ya no encontraba
en mí y entonces no habría nada que
hacer por más dolor
que eso me causase por más que me sintiese
humillado y
abandonado y desgraciado y entonces para qué
molestarla
y querer venganza y esas cosas de machos que solo
traen
crímenes e infelicidad para todo el mundo
pero mi mujer me quiere un montón y desde más de tres décadas
estamos casados y juntos y felices y nunca en la vida nos hemos
peleado por nada y está claro que internamente me muero de celos
porque ella es guapísima y está buenísima y todo el mundo está loco
por ella pero ella se agarra a mí y me dice y lo repite miles de veces
que solo me quiere a mí y entonces nos acostamos juntos y
nos comemos a besos como si hubiésemos acabado
de conocernos y como si el mundo se fuese acabar
ahora mismo
claro que soy machista pero un machista muy sui generis que
no
lo demuestra ni lo muestra de ningún modo y lo decimos de
broma
uno al otro de la misma forma que me dice antisemita
porque sabe
que eso de los judíos pueblo escogido y tal y que
ese tal Yahveh lo tengo
bastante atravesado pero que soy
‘harmlos’ y nunca haría daño
ni a un judío ni a un negro y
muchísimo menos a una mujer…
en fin… que vivan y gocen en paz y en plena libertad sus vidas
y
sus amores sus penas y sus dolores todas las mujeres del
mundo…
© Copyright, text & music, jrBustamante, 2020
de “Versos
dispersos”